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Plano del Monasterio

PUERTA DE CARLOS I DE ESPAÑA, V DE ALEMANIA (1): La entrada al Claustro del Monasterio se hace a través de esta puerta llamada así por los benedictinos en agradecimiento a las ayudas recibidas para su construcción. Podemos ver su escudo policromado y, coronando la Escalera real, una gran cúpula de media naranja con casetones pintados donde puede leerse la fecha de construcción: 1594.

CLAUSTRO DE LOS CABALLEROS (2): Alberga en sus muros las tumbas de numerosas familias riojanas, navarras y vascas de los siglos XVI al XVIII. Realizado entre 1517 y 1518, de estilo gótico-plateresco. La barbarie y la incultura han menguado significativamente su belleza original, ya que fue utilizado como cuartel en tiempos de la Guerra de la Independencia en 1809. Hacia 1835, en tiempos de Mendizábal, los monjes fueron exclaustrados y el lugar tuvo diferentes usos: cárcel, almacén de Obras Públicas, plaza de toros, teatro, cuartel, escuela… En 1889 se declaró Monumento Histórico-Artístico Nacional y seis años más tarde son los franciscanos quienes comenzaron a habitarlo.

En el ala sur del Claustro encontramos la Capilla de doña Mencía López de Haro (3), cuyo sepulcro puede verse en el centro de las tumbas, excepto la que está al fondo a la izquierda que pertenece al caballero Garcilaso de la Vega, muerto en la batalla de Nájera en 1367, aunque la urna funeraria data de 1200, de estilo románico pero desgraciadamente mal conservada.

Destaca también el Mausoleo de Don Diego López de Haro (4), X Señor de Vizcaya, cuya tumba del siglo XIII está decorada al igual que la de su mujer doña Toda Pérez con escenas del sepelio y rematada con el escudo de su linaje, que ostenta los títulos de Señor de Vizcaya y Conde de Nájera. 

Al final de este lado del Claustro encontramos una bella puerta de nogal de estilo plateresco (5) decorada con casetones.

IGLESIA (6): Levantada hacia 1422 en estilo gótico tardío, está compuesta de tres naves y crucero, la central más ancha y alta que las laterales, un curioso triforio y dos tribunas platerescas. Posteriormente se van incorporando los diferentes espacios a la construcción original.

PANTEÓN REAL (7): Realizado hacia 1556. Estas arcas funerarias son muy posteriores a la muerte de los reyes. Es pues, un panteón renacentista con motivos platerescos. Aquí están enterrados personajes de dos dinastías diferentes: la Jimena o Abarca, que gobernó este reino de Nájera-Pamplona entre 918 y º076, y la dinastía del rey García Ramírez el Restaurador, padre de Blanca de Navarra.

CUEVA (8): Flanqueando la entrada vemos en  posición orante a Don García y a Doña Estefanía, fundadores del Monasterio. Antes de acceder a ella observamos la pared de la que salen los nervios de la bóveda del Panteón real: es el monte. Es ahí donde comenzó todo.

Según cuenta la leyenda, en el año 1044 Don García sale por estos pagos de caza y ve una perdiz; lanza su halcón tras ella y los dos animales entran en una cueva, él los sigue y al fondo encuentra la imagen de la Virgen, a un lado una campana, al otro una lámpara y en el centro un jarrón de azucenas. Este hallazgo marcará al rey quien, al conquistar Calahorra, decide fundar en honor a la Virgen un albergue para peregrinos y un monasterio, del cual prácticamente ya no queda nada. La imagen que se venera en eta cueva es una talla gótica del siglo XIII que procede del Real Alcázar de Nájera y es llamada Virgen de la   Rosa.

PANTEÓN DE INFANTES (9): De la misma época que el Panteón Real, pero con tumbas mucho más sencillas, contemplamos los sepulcros de los miembros secundarios de la familia real.

TAPA DEL SEPULCRO DE BLANCA DE NAVARRA (10): Situada en el centro de este Panteón encontramos la tapa del sepulcro de Blanca de Navarra, esposa de Sancho el Deseado y madre de Alfonso VIII. Murió a los 18 a los, en 1156, de “sobreparto” y su esposo mandó esculpir este sarcófago del cual sólo conservamos la parte superior. Expresividad y riqueza simbólica son los rasgos que caracterizan a las escenas: muerte de Blanca y dolor de su esposo, escenas del Antiguo y Nuevo testamento y sobre todo la imagen del Pantocrátor acompañado del Tetramorfos y los Apóstoles.

SILLERÍA DEL CORO (11): Obra maestra del gótico florido realizada, parece ser, por los hermanos Amutio en 1493. Lugar utilizado por los monjes para el rezo colectivo, en el que se mezclan motivos religiosos, profanos, decoración vegetal, geométrica, retazos de la vida cotidiana, rostros de otras razas, monstruos… Destacan también la delicada ejecución de sus respaldos, misericordias, dosel y presidiendo el conjunto Don García, rey fundador.

ALTAR MAYOR (12): El Retablo fue realizado hacia 1690 por Francisco de la Cueva y Mateo de Rubalcaba y está caracterizado por la grandilocuencia y la exuberancia. De abajo hacia arriba podemos ver tres hornacinas con réplicas de los tres elementos que el rey encuentra en la cueva junto con la Virgen. En el centro, Santa María la Real, obra maestra del románico riojano caracterizada por el frontalismo, el hieratismo, la sobriedad y por presentar al niño como Dios bendiciendo al pueblo. A su derecha San Benito y son García y a su izquierda Santa Escolástica y doña Estefanía. Un friso recuerda la leyenda del hallazgo, encima de él un calvario y coronando el conjunto el escudo de Felipe II.

A la izquierda del retablo mayor se puede ver el sepulcro renacentista de los Manrique de Lara (13), duques de Nájera y condes de Treviño, con su escudo de armas.

De salida ya al claustro, se accede al jardín a través de la Puerta del Árbol de Bien y del Mal (14) para contemplar la primorosa ejecución de las tracerías caladas como su hubieran sido realizadas por una bordadora, todas diferentes.

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